jueves, 15 de enero de 2009

Escuelita "Las Tizas"

Una inmensa lona celeste ataja los rayos de sol. De las paredes laterales de ese patio cuelgan plantas de todo tipo y cartulinas de colores con leyendas referidas a las ventajas del saber. Alrededor de dos mesas rectangulares, una docena de niños y niñas retoman este enero los talleres de lectura, mientras otros cuatro inician las clases de apoyo que imparte Mónica, una estudiante de 19 años del profesorado en EGB1 y EGB 2 que colabora con los estudiantes para preparar las materias pendientes que deben rendir en febrero.


La Escuela de Apoyo “Las Tizas” funciona en el patio de una casa del Barrio Democracia, una de las muchos aglomerados ubicados en la zona sureste de la capital salteña. Su historia se remonta al año 2.002 cuando Gladis, la dueña de casa, convirtió ese patio en un espacio de encuentro y formación para los niños de la barriada: primero adorando al pesebre todos los fines y principios de años, luego organizando las clases de apoyo para los niños que debían rendir materias pendientes y, finalmente, generando talleres de lectura y otras actividades pedagógicas y culturales que se extienden a lo largo de todo el año gracias al trabajo y compromiso de numerosos voluntarios que a lo largo de los años han conformado el plantel de docentes del lugar.


Hoy son parte de ese plantel la misma Gladis, su hija Lorena, Mónica y Romina, una psicopedagoga que además de sus tareas docentes se encarga de detectar problemas de aprendizaje en los niños y sugerir a los padres posibles soluciones para tales problemas. Con ellos colaboran Ruth y Beibe, dos niños de 12 y 11 años respectivamente, que destacándose en sus rendimientos escolares fueron asumiendo, naturalmente, funciones de auxiliares académicos de ese plantel que llega a trabajar con 70 niños promediando el año.


A ellos correspondió la iniciativa para conformar una biblioteca. En marzo del 2.008, iniciaron una campaña entre los vecinos solicitando la donación de materiales de lectura y organizando rifas cuyo precio era, justamente, un libro o una revista. El resultado de esa campaña son unos cien ejemplares, entre libros, revistas, enciclopedias o diccionarios, que sirven de material didáctico para las tareas docentes que allí se llevan adelante. Fortalecer esta experiencia, sumando ejemplares a la biblioteca y formando a sus responsables en las técnicas propias de la bibliotecología es el objetivo de esta campaña que pretende articular el esfuerzo y la solidaridad de diversos actores de la sociedad civil.

Ruth y Beibe (arriba), con sus 12 y 11 años, colaboran a diario en el apoyo escolar a los demás ñiños que asisten a "Las Tizas"

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